Makenna James piensa que su día no puede ser peor,
hasta que se encuentra atrapada en un oscuro ascensor con un completo
desconocido. Distraída por una llamada telefónica y haciendo malabares con
demasiadas cosas, la contadora de traje a rayas solo ve un breve atisbo de un
dragón tatuado en su mano antes de que las luces se apaguen.
Caden Grayson se divierte cuando una
pelirroja, literalmente, cae a sus pies. Su diversión se convierte en pánico
cuando falla la energía. A pesar de sus piercings, tatuajes, y atroz cicatriz,
se aterroriza de los espacios oscuros y confinados. Ahora, está atrapado en su
peor pesadilla.
Para combatir el miedo, entre ambos deben
alcanzar hablar y abrirse hacia el otro. Sin nociones preconcebidas basadas en
la vista para sujetarse y sostenerse, descubren lo mucho que tienen en común.
En la caliente oscuridad, la atracción crece y las chispas vuelan, pero
¿sentirán lo mismo cuando las luces se enciendan de nuevo?
Pero lo de robar una fotografía en la que aparecíamos Milo y yo… era
algo personal y extraño a la vez. Quizá porque Milo aparecía también en la
imagen.
Ahora comprendía un poco más la sensación de Jack. Sabía que fuera cual
fuese la conexión que yo tenía con Leif era inofensiva. Pero en lo referente a
mi hermano, me sentía más protectora. ¿Qué querría Leif de Milo?»
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